jueves, 24 de enero de 2008

LUCHA POR LA VIDA.Tomado de EL DIARIO ON LINE.



Pocas veces pongo la noticia completa, pero para evitar que desaparezca la fuente de la misma decidi publicarla completa para que todo el que pueda ayudar lo haga.


Su donación es importante
Si usted desea solidarizarse con la causa de Christopher Alvarez y apoyar a esta familia colombiana, puede comunicarse directamente a los teléfonos 203- 561 9007 y 718- 592 2746.

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Es uno de cuatro en el mundo que padece severa forma de enanismo.
Nueva York — Christopher Alvarez, no duda en confesar su sueño de ser un luchador, bombero o doctor. Su amor por los deportes, —en especial por la lucha libre— y su pasión por vivir, le han permitido sobreponerse a un mal que afecta a 1 entre 20,000 nacimientos y que los médicos han diagnosticado como una de las formas de enanismo más severas.
Alvarez, de 10 años de edad, practica a diario con su videojuego, mismo que le permite enfrentarse a los más temibles luchadores. “Quiero ser como John Cena, Ray Misterio o (Dave) Batista”, menciona. Por lo pronto, ha comenzado a estudiar a estos luchadores y en la actualidad puede describir las cualidades de cada uno de ellos, así como su peso y sus debilidades.
Al mismo tiempo, su pasión por las matemáticas lo hace soñar en convertirse en un científico o un médico y a diario sueña con tener un computador para continuar con sus labores de exploración a través del Internet.
En tanto, para María González, de 40 años de edad, de origen colombiano, el caso de su hijo ha rebasado todas las expectativas. Primero le dieron dos años de vida, después un poco más. “Hoy en día, los doctores no dan crédito a lo que ven y simplemente se sorprenden de su buen estado de salud”.
Según el diagnóstico de North Shore-Long Island Jewish Health System (LIJ), el menor padece de enanismo tanatofórico (Thanaphoric Dysplasia) y fallas en el sistema respiratorio (restrictive lung disease), por lo que depende de un respirador artificial.
Algunas instituciones médicas consideran el enanismo tanatofórico como uno de los más mortales, un mal en el cual las extremidades del menor, así como su corazón son pequeños, pero no así la cabeza. La mayoría de los niños con este síndrome mueren a los pocos días de nacer. En la actualidad, se tienen registrados muy pocos casos de niños con este mal que han sobrevivido largos periodos.
Pero el caso de Christopher es especial, dice la madre. “A mi hijo le daban pocas expectativas de vida y mire, han pasado 10 años y se mantiene fuerte. Yo creo que a él lo protege un ‘Angel de la guarda’”.
Pese a ello “los doctores me han sugerido que no me haga muchas ilusiones, pues en cualquier momento puede ocurrir lo inesperado”.
La madre cuenta que los médicos le sugirieron abortar. Habían descubierto un embarazo de riesgo a los dos meses. “Pero mis creencias me impidieron hacerlo, sobre todo porque era mi hijo”.
Han pasado 10 años y el pequeño realiza una vida normal dentro de lo que cabe. De no ser por un sistema de ventilación artificial, el menor podría hacer mucho más actividades. “El niño es una de las personas más destacadas de la clase. Estudia el cuarto grado y saca buenas notas”, dice la madre.
Su pasión por las matemáticas lo han hecho acreedor a diversos reconocimientos de parte de sus profesores en el LIJ, quienes consideran a Alvarez un caso muy especial. Y no sólo eso, Alvarez es un apasionado deportista y el baloncesto lo enloquece (y lo practica desde su silla). Según su madre, el menor es buen competidor en su centro escolar.
La madre menciona que la clave para mantener a su hijo en buen estado es el amor que le brinda a diario. “Mi hijo ha vivido por todo el amor que mi esposo y yo le brindamos. Yo creo que si mi hijo se hubiese quedado en un hospital ya estaría muerto”.
Para lograr esto, los padres del menor han tenido que sacrificar todo y dedicarse completamente a su hijo. Ambos se turnan en diversos horarios para no descuidar todas las tareas de limpieza del niño, su traslado e incluso limpieza de su sistema respiratorio. “Yo duermo cuatro horas, atiendo a mi hijo y por las tardes me voy a trabajar en la limpieza de oficinas”, explica González.
Por su parte el padre, Jeovani Alvarez, de 35 años y que labora como constructor, tiene que sustituir a su esposa por la tarde y noche. Para la pareja colombiana no existen momentos de ocio, vacaciones o ratos libres.
“Es una labor agobiante. Mi hijo no puede hacer nada por sí mismo. Pero el amor de madre es más grande que eso”, indicó González.
Consciente de que la vida de su hijo pende de un hilo, la madre considera importante trabajar para hacer realidad sus sueños. “Ahora mismo me insiste en que lo llevemos a Disney World y que le compre un computador, pero mantenerlo con vida sale caro y nosotros no recibimos ningún tipo de ayuda del gobierno”.
Agrega que la silla de ruedas, junto con los tanques de gas que utiliza Christopher se obtienen en parte con el seguro de su sindicato. “Pero mi hijo requiere una silla reclinable, pues con la que tiene se cansa mucho”, señaló.
Para Rodolfo Rodríguez, director de Open Hearts Open Doors, el caso de Christopher es uno de cuatro conocidos en el mundo y un ejemplo de perseverancia, del amor de unos padres que han sacrificado todo con tal de ver a su hijo con vida. Agregó que lleva a cabo diversas gestiones con instituciones médicas a fin de proveerle terapia física al menor colombiano.
damaso.gonzalez@eldiariony.com
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